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Entrevista a Laurita Fernández

“Me gustaría que me recuerden como alguien que le puso mucho amor a lo que hizo”

A poco tiempo de su jubilación, Laura Fernández, quien es personal adminstrativo con un desempeño destacado y de excelencia en la Facultad de Ingeniería. , compartió un momento para conversar sobre su recorrido laboral, sus desafíos y aprendizajes. Con más de 45 años de trabajo, es un ejemplo de resiliencia, esfuerzo y dedicación.

Por: Gabriel Pérez

Su inicio profesional y el don de redactar
“Mi historia laboral la comencé a los 19” cuenta Laurita. En ese entonces, comenzó trabajando en estudios jurídicos, donde se encargaba de tareas administrativas como la correspondencia y la mecanografía. Tenía un talento que con el pasar del tiempo y la experiencia consolidó, otorgando valor y calidad a su labor diaria, tan reconocida y valorada en la Facultad. Ella dice que la vida nos otorga ciertos dones que es necesario compartir: “hay que hacerse cargo de nuestros talentos. Somos responsables de lo que hacemos con ellos, de compartirlos y ponerlos en servicio”. Y con razón, porque su camino la llevaría a poner en práctica esas habilidades.
“Un día de esas cosas de la vida”, como lo cuenta ella, se presentó a un trabajo en el Consejo de Educación. Como su prueba de escritura no tenía ningún error, entró a trabajar enseguida. Ese trabajo le enseñó una gran capacidad de adaptación en el oficio, según recuerda. Tiene muy presente ese primer día: un 19 de diciembre, llegó a la institución con su mejor ropa, “impecable” dice, de falda con una chaquetita de colores blancos y azules. Una vez allí, la condujeron a una pieza a acomodar la documentación de todas las escuelas. Montañas y montañas de papeles, llenos de tierra y polvo. Ante ello, pensó: “me voy a hacer gustar este trabajo”. Entonces inventó un desafío: empezó a hacer “carreras”, a ver cuál montaña crecía más rápido, cuál documentación podía ordenar más deprisa. Siempre encontró un objetivo, un desafío, un propósito o aprendizaje que hizo mover su trabajo.

“Si pude hacerlo una vez, puedo hacerlo de nuevo”
Si algo sabe Laurita es sobre volver a empezar. En 1995, el Consejo de Educación cerró debido a la reforma menemista. Y a pesar de haber hecho una carrera en ese lugar, fue trasladada a distintas áreas del Ministerio de Educación, donde comenzó de cero a los 35 años. “Si pude hacerlo una vez, puedo hacerlo de nuevo” pensaba ante esta situación. Durante este tiempo, ejerció en la Secretaría de Planeamiento, en la Dirección de Educación Privada y la Dirección General de Personal. También destaca con cariño su trabajo con mujeres en el programa de incorporación de jefas de hogar a las plantas de ordenanzas de escuelas primarias. Cuando ese plan no fue renovado, ella decidió buscar otros horizontes laborales: con un diario en la mano, a los 52 años, fue volver a empezar.

Volver a la Facultad de Ingeniería
Fue entonces cuando vio un anuncio de concursos en la UNSa para personal administrativo. Y si bien se presentó en varios, terminó quedando como auxiliar en la Facultad de Ingeniería. “Las vueltas de la vida”, piensa Laurita, “porque la facultad de Ingeniería era la facultad de mis amores y ensueños”. En ese mismo lugar, había estudiado Ingeniería en Construcciones cuando era más chica. Llegó hasta el quinto año, pero nunca pudo completarlo porque ya trabajaba en ese momento. Fue un sacrificio, en una época donde no había boleto estudiantil, ni tampoco becas: recuerda tardes enteras donde compartía una comida con su compañero. Y, sin embargo, volver a Ingeniería fue como volver a uno de sus hogares. Por ese tiempo, muchos de sus compañeros ya eran docentes de la institución.
En cada lugar, su profesión estuvo motivada por el aprendizaje del oficio. En este caso, inició haciendo despachos y aprendiendo la memoria institucional. “El conocimiento fue siempre mi mayor motivación. Siempre quise aprender” cuenta. Más adelante, con la carrera, el tiempo la llevó a ocuparse de la Comisión de Reglamento y Desarrollo y de Asuntos Académicos. Actualmente, Laura está en la Dirección de Despacho, Consejo y Comisión de la facultad.
“A mí me gustaría que me recuerden como alguien que le puso mucho amor a lo que hizo” dice Laurita. Siempre intentó compartir todo lo que sabía para hacer de este espacio un lugar mejor. En su entorno laboral, es una persona que contagia entusiasmo y compromiso con el trabajo. “Siempre está el aprendizaje. No sirve quejarse. Hay que saber adaptarse a las vueltas de la vida…” agrega como mensaje a los jóvenes que recién empiezan su camino. Como en su “juego” de ordenar los documentos, es necesario encontrar un propósito, un motivo, para hacer las cosas que nos propone la vida.