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El rol de la Investigación Científica

Por: Dra. Norma B. Moraga

RESUMEN
La investigación científica busca obtener conocimiento o aumentar el ya existente para mejorar la calidad de vida de los seres humanos. En Argentina, históricamente, ha sido promovida, financiada y sostenida con recursos del Estado. Este artículo pretende elaborar una síntesis histórico-descriptiva de la investigación y su anclaje institucional en las universidades (fundamentalmente nacionales) y en el Consejo Nacio-nal de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), enfatizando en las políticas institucionales para la investigación, sus vínculos con la docencia y la forma de medir su eficiencia.

¿QUÉ ES LA INVESTIGACIÓN?
En términos sencillos se puede definir a la investigación como la búsqueda de conocimiento. En un sentido formal, la investigación científica consiste en un proceso ordenado y sistemático, de análisis y estudio mediante la aplicación de métodos y criterios con el objetivo de obtener conocimiento o aumentar el ya existente. Esta paulatina acumulación de saberes, fruto de generaciones de investigadores, es la que posibilita los desarrollos tecnológicos que permiten que sigamos aumentando nuestro conocimiento y mejorando nuestra calidad de vida. Esto implica que las posibilidades de investigación son tan grandes como el universo, por lo que puede clasificarse de muchas maneras, siendo las tres más importantes las que categorizan en función del objeto de estudio, la naturaleza de sus variables y la forma de medición (Tabla 1):

Toda investigación parte de una hipótesis, a partir de la cual se traza un enfoque para alcanzar los objetivos. Aplicando un método validado conforme al conocimiento previo obtenido en el área, finalmente alcanza algún tipo de resultado cuyo análisis, permite interpretar y sacar conclusiones de la pregunta inicial.

3 · ¿PARA QUÉ REALIZAR LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA?

La investigación científica es necesaria para comprender el entorno que nos rodea. Se basa principalmente en la observación y el método científico. Sin ella no existiría el conocimiento que ha permitido el desarrollo, el progreso y los avances tecnológicos que hoy conocemos. Tiene una serie de elementos que permiten establecer el protocolo adecuado para llevarla a cabo:

  • Se realiza a través de una metodología concreta que permite que el experimento se pueda replicar y refutar.
  • Los métodos son aceptados por la comunidad científica, de forma que las conclusiones tienen validez, son verificable o replicable.
  • Es objetiva ya que la forma de llevarla a cabo reduce la subjetividad al mínimo. Esto quiere decir que evita el sesgo en la investigación y que, en las mismas condiciones, se debe llegar a las mismas conclusiones.
  • Es innovadora a fin de ampliar un conocimiento existente o generar uno nuevo. Por tanto, utiliza el pasado, pero para aprender de él en el futuro.
  • El marco donde se crean los conocimientos permite elaborar teorías. A su vez, estas serán publicadas en medios científicos y podrán ser contrastadas o refutadas por otros expertos.

4 · EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA INVESTIGACIÓN EN ARGENTINA
El proceso de institucionalización de las actividades de investigación en Argentina comenzó a mediados del siglo XIX con la creación de los primeros institutos estatales en el ámbito de defensa, coincidiendo con la etapa de integración y expansión nacional (Servicio Meteorológico Nacional en 1872, Servicio de Hidrografía Naval e Instituto Geográfico Nacional en 1879). Durante el siglo XX, hubo mayor impulso tanto en ámbitos universitarios como extrauniversitarios. A partir de la posguerra, se dio una expansión y modernización del sistema científico en varios países de América Latina (Beckerman, 2016). En Argentina, entre 1946 y 1955, comenzaron a crearse instituciones estratégicas en las áreas de ciencia y técnica ligadas a las prioridades militares y el desarrollo económico (Hurtado y Busala, 2006) como: el Ministerio de Asuntos Técnicos (en 1949), la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) (en 1950) y el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas de las Fuerzas Armadas (CITEFA) (en 1954). El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) fue creado el 5 de febrero de 1958 por Decreto Ley N° 1291, respondiendo a la necesidad de estructurar un organismo académico que promoviera la investigación científica y tecnológica en el país.

Se fundó como un organismo autárquico, dependiente de la Presidencia de la Nación, y fue dotado de una amplia gama de instrumentos adecuados para elevar el nivel de la ciencia y de la tecnología en la Argentina al promediar el siglo y que aún hoy constituyen el eje de sus acciones: las Carreras del Investigador Científico Tecnológico y del Personal de Apoyo a la Investigación, el otorgamiento de becas para estudios doctorales y postdoctorales, el financiamiento de proyectos y de Unidades Ejecutoras de investigación y el establecimiento de vínculos con organismos internacionales gubernamentales y no gubernamentales de similares características.

El primer presidente del CONICET fue el Premio Nobel de Medicina en 1947, Dr. Bernardo A. Houssay, que estuvo a cargo hasta su fallecimiento en 1971 y fue quien infundió en la institución una visión estratégica expresada en claros conceptos organizativos. A través de este organismo se afianzó y dio una estructura concreta al trabajo del investigador, ya que se crearon cargos que permitieron que los científicos desarrollen esta tarea en forma exclusiva, generando un verdadero punto de inflexión para la investigación en el país.

Actualmente, el CONICET es un ente autárquico del Estado Nacional que depende del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT), creado en 2007 con el objetivo de organizar y potenciar todo el Sistema Científico y Tecnológico del país en una dirección nacional estratégica.

5 · INSTITUCIONES NACIONALES DEDICADAS A LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA

5.1 Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)

5.1.A Misión

Su misión es la promoción y ejecución de actividades científicas y tecnológicas en todo el territorio nacional y en las distintas áreas del conocimiento.
Sus 62 años de existencia, constituyen al CONICET como el principal organismo de promoción de la investigación científica y técnica en el país, con una posición destacada a nivel internacional, ya que:

  • Integra investigadores de todas las áreas disciplinarias, que desarrollan sus tareas mayoritariamente en Universidades Nacionales, en organismos de investigación en ciencia y tecnología y en Unidades Ejecutoras propias o en asociación con otras instituciones.
  • Promueve la investigación y el desarrollo científico-tecnológico en todo el país priorizando las temáticas locales y regionales.
  • Contribuye protagónicamente en el contexto nacional y en el marco de una variada red de relaciones internacionales a la formación de recursos humanos de excelencia.
  • Cuenta desde sus orígenes con un sistema de evaluación participativo y riguroso que contempla y pondera la calidad de los proyectos de investigación presentados, la productividad derivada de ellos, la trayectoria de individuos y grupos de investigación entre otros criterios que se actualizan según la experiencia propia e internacional acumulada.
  • Representa una fuente de información y asesoramiento tanto para los distintos estamentos del Estado Nacional como para la actividad privada.


5.1.B Funciones

  • Para alcanzar su objetivo principal de promover la investigación en todas sus formas y manifestaciones, el CONICET:
  • Fomenta y financia la investigación científico-tecnológica y actividades de apoyo que apunten al avance científico y tecnológico en el país, al desarrollo de la economía nacional y al mejoramiento de la calidad de vida, considerando los lineamientos establecidos por el Gobierno Nacional.
  • Fomenta el intercambio y la cooperación científico-tecnológica dentro y fuera del país.
  • Subsidia proyectos de investigación.
  • Otorga pasantías y becas para la capacitación y perfeccionamiento de egresados universitarios o para la realización de investigaciones científicas en el país y en el extranjero.
  • Organiza y financia institutos, laboratorios y centros de investigación que funcionen en universidades y en instituciones oficiales o privadas, o bajo la dependencia directa del CONICET.
  • Administra las Carreras del Investigador Científico y del Personal de Apoyo a la Investigación y al Desarrollo.
  • Instituye premios, créditos y otras acciones de apoyo a la investigación científica.
  • Brinda asesoramiento a entidades públicas y privadas en el ámbito de su competencia.


5.1.C ¿Qué es ser investigador?

Las y los miembros de la Carrera de Investigador Científico y Tecnológico (CIC) son personas con formación universitaria que se dedican en forma exclusiva a la investigación original y creadora, adquieren nuevos conocimientos y perfeccionan los existentes, promueven su difusión y aplicación, y capacitan a quienes conforman los equipos de investigación.

Esta Carrera tiene por objeto favorecer la plena y permanente dedicación de los/as investigadores/as a la labor científica y tecnológica original, estimular a todas las áreas que sean de interés nacional y fomentar la transferencia de los resultados de la investigación a la sociedad.

En la Carrera, a través de las cinco categorías que la componen (Asistente, Adjunto, Independiente, Principal y Superior), están representadas todas las disciplinas científicas que se practican en el país. Sus miembros desarrollan sus tareas en Unidades Ejecutoras de la Red Institucional del CONICET, instituciones de educación superior, institutos, centros de investigación y empresas en Argentina.

Su actividad se desarrolla en cuatro grandes áreas del conocimiento:

1 – Ciencias Agrarias, de Ingeniería y de Materiales
2 – Ciencias Biológicas y de la Salud
3 – Ciencias Exactas y Naturales
4 – Ciencias Sociales y Humanidades

Dentro de estas áreas hay diferentes disciplinas más específicas. Por ejemplo, dentro del área de Ciencias biológicas y de la Salud se incluyen disciplinas como ciencias Médicas, Veterinaria, Biología, Bioquímica y Biología Molecular.

5.1.D ¿Cómo ingresar a la carrera del investigador?

Todo profesional puede solicitar el ingreso a la carrera de Investigador en cualquiera de las categorías (Asistente, Adjunto, Independiente, Principal y Superior). El mismo será o no concedido luego de que un comité de expertos en el área realice un análisis exhaustivo y ponderado sobre: los antecedentes académicos de(l)/la postulante (formación específica y trabajos previos de investigación en el área), la propuesta a desarrollar (tema, factibilidad, importancia y posibles contribuciones a partir de los resultados que se obtengan), la factibilidad de realizar la investigación en el lugar que se propone, entre otros requisitos previamente establecidos por CONICET.

Aceptado el ingreso, el desempeño como investigador/a es evaluado anualmente por un comité de expertos en el área (sin ninguna vinculación con quien fuera evaluado), a través de informes integrales que reportan y ponderan las tareas realizadas, su producción, las contribuciones realizadas y la propuesta de continuidad en base a los resultados obtenidos. Si la evaluación alcanza la ponderación mínima establecida y cumple satisfactoriamente con las obligaciones establecidas en su labor de acuerdo con la clase y categoría a la que pertenezca, el investigador podrá ser promovido a una categoría superior. Hasta 2022 se registraron 11.854 investigadores en el país, de los cuales 144 están en salta (1,2%), 59 de los cuales se desempeñan en el área de ciencias agrarias, de la ingeniería y de materiales (40,9%), 40 en ciencias biológicas y de la salud (27,8%), 24 en ciencias exactas y naturales (16,7%), 18 en ciencias sociales y humanidades (12,5%) y 3 en tecnología (2,1%) (Base de Datos del CONICET, 2022).

Este mecanismo de selección y evaluación permanente de los investigadores, no sólo da transparencia y trazabilidad a la selección, sino que asegura la excelencia de sus integrantes. Bajo la órbita del CONICET funcionan en las distintas provincias 325 Institutos de Investigación (Figura 1), 149 de los cuales (46%) están localizados en el centro del país (Buenos Aires, Córdoba y Santa Fé) y Salta tiene sólo 5 (1,5%).

5.2 Consejo de Investigación de la Universidad Nacional de Salta (CIUNSa)

5.2.A Misión

El Consejo de Investigación de la Universidad Nacional de Salta fue creado en el año 1973. Su primer Presidente fue el Dr. Arturo Oñativia.
La Universidad Nacional de Salta en su Estatuto (Capitulo II, Arts. 71 a 74), establece como una de sus funciones esenciales el desarrollo de la investigación en todas sus formas y manifestaciones, considerándola como una actividad inseparable de la docencia universitaria.
La coordinación y promoción de la investigación está a cargo de un Consejo de acuerdo a la reglamentación que al respecto dicta el Consejo Superior, la que debe prever la participación en su conducción de representantes de los docentes-investigadores de las distintas Facultades y representantes de los estudiantes.
El CIUNSa es el organismo de la Universidad responsable de ejecutar la política de investigación establecida y está integrado por un/a Presidente, un/a Secretario/a Técnico/a, un representante profesor por cada Facultad, tres representantes auxiliares y tres representantes alumnos.

5.2.B Funciones

Son funciones y obligaciones básicas del Consejo de Investigación:

  • Coordinar las actividades de investigación científica y técnica que se desarrollan en la Universidad.
  • Orientar las temáticas de investigación y/o desarrollo, en un contexto regional y nacional.
  • Administrar los fondos de Ciencia y Técnica y cualquier otro recurso que se destine a este fin.
  • Informar anualmente al Consejo Superior la distribución del presupuesto que se le asigna y la ejecución del mismo.
  • Proponer al Consejo Superior las pautas para planificar, organizar y llevar a cabo las Evaluaciones Internas y/o Externas de las actividades de Investigación y Desarrollo.

La visión de la Universidad en materia de Ciencia y Técnica se puede resumir en la realización de un conjunto de acciones tendientes a lograr los siguientes objetivos:

1 – Reconocer y estimular la investigación que tenga como finalidad la formación docente, profundizar y desarrollar nuevos conocimientos en temas relacionados a las cátedras donde se desenvuelven dichos docentes.

2 – Impulsar, promover y canalizar líneas de investigación vinculadas a la problemática del área de influencia de la Universidad, que tiendan a dar respuestas a problemas del medio.

3 – Apoyar la creación de grupos de investigación y/o institutos en las facultades y consolidar los existentes.

4 – Fomentar la investigación en el ámbito de la universidad y el medio.

5 – Coordinar e impulsar tareas interinstitucionales, interdisciplinarias, intergrupos e interfacultades.

Un proyecto de investigación puede ser una expansión del trabajo anterior en el campo. Para probar la validez de instrumentos, procedimientos o experimentos, la investigación puede reproducir elementos de proyectos anteriores o del conjunto.
El Consejo de Investigación subsidia más de 300 proyectos propios de grupos de investigación de las distintas sedes y gestiona el financiamiento y rendición de aquellos proyectos especiales productos de Convocatorias extraordinarias. Los criterios establecidos para llevar a cabo las mencionadas funciones son consensuados en las correspondientes sesiones del Consejo de investigación en base a las partidas presupuestarias de las diferentes formas de financiación.
Aproximadamente un 2% del presupuesto universitario de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU), organismo que formula políticas universitarias nacionales para lograr una educación superior de excelencia; está destinado a financiar la Investigación. También existen otras fuentes de financiamiento, como partidas regulares específicas destinadas a equipamiento; las del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) destinadas a becas de investigación para estudiantes; las de CONICET destinadas a la formación de profesionales en investigación (doctorales y posdoctorales) y proyectos en temas específicos; las de la Agencia que financian proyectos, equipamiento y formación de recursos humanos; entre otras.
Las Facultades destinan parte del presupuesto que les fue asignado al financiamiento de convocatorias internas de proyectos de investigación, así como en inversión para infraestructura y equipamiento de sus propios laboratorios e institutos.
Bajo la órbita de la UNSa funcionan en las distintas dependencias un total de 34 Institutos de Investigación, siendo 5 de ellos de doble dependencia UNSa-CONICET (Tabla 2).

6. Calidad científica y académica

Una forma de medir el desempeño de la investigación, la innovación y el impacto social de las instituciones de educación superior y centros de investigación en países iberoamericanos es a través del SCimago Institutions Rankings (SIR). https://cifras.conicet.gov.ar/publica/

Esta medición se realiza desde 2009 y analiza diecisiete indicadores que miden el impacto normalizado de la producción científica, la excelencia medida en función de la publicación en los que la institución es el principal contribuyente, el total de publicaciones realizadas en el período, el liderazgo científico adquirido a nivel institucional, la colaboración internacional y el porcentaje de documentos publicados en revistas de Acceso Abierto.
El objetivo principal de este ranking es contribuir a la toma de decisiones, al desarrollo de políticas públicas e institucionales y establecer hojas de ruta que impulsen la investigación y la mejora continua de las instituciones.

El CONICET escaló 54 posiciones en el ranking SCImago 2022 y se ubica en el puesto 141 entre 8.084 instituciones académicas, científicas y gubernamentales a nivel global dedicadas a la investigación. Además, ascendió al puesto 17 en el SCImago Institutions Ranking (SIR) 2022, que mide la evolución de 1.745 instituciones gubernamentales centradas en la investigación a nivel global. Asimismo, mantiene la primera posición como la mejor institución gubernamental de ciencia de Latinoamérica.
Entre los criterios de medición, SCImago considera como factor más relevante lo relacionado a la Investigación, que se basa en el total de publicaciones, el siguiente factor más ponderado se relaciona con la Innovación, en particular mide el conocimiento innovador y el impacto tecnológico valorados en un 30% del total de las mediciones. En último lugar y con un 20% de ponderación se encuentra el Factor Social que reúne indicadores relacionados a las menciones de la producción científico tecnológica realizadas en las Redes Sociales (almétricas o métricas alternativas), la cantidad de páginas asociadas a la web del organismo (tamaño web) y la cantidad de enlaces entrantes al dominio CONICET (vínculos al dominio).

En conclusión, el actual posicionamiento del CONICET en el Ranking Scimago 2022, es el mejor lugar, desde el origen de las mediciones del SIR (2009). El prestigio del CONICET a nivel global y regional es el reflejo de que realiza ciencia de calidad, excelencia y de vanguardia a nivel internacional, con el foco en que esté siempre al servicio de la sociedad para mejorar su calidad de vida y sumar al desarrollo del país. Los ejemplos están a la vista: barbijos, kits serológicos y la primera vacuna nacional contra el COVID-19.

6.1 ¿Cómo se mide la eficiencia?

Es importante definir a qué refiere el concepto de eficiencia. La Real Academia Española (RAE) tiene dos acepciones del término:

  1. Capacidad de disponer de alguien o de algo para conseguir un efecto determinado.
  2. Capacidad de lograr los resultados deseados con el mínimo posible de recursos.

En el ámbito empresarial la eficiencia se puede calcular según la siguiente fórmula:

Eficiencia=((Resultado alcanzado/costo real)*Tiempo invertido)/((Resultado previsto/costo previsto) *Tiempo previsto).

Cuanto más altos sean en sus resultados finales, más eficientes son los procesos, mientras que, valores bajos, implicará que los procesos, trabajadores u organizaciones no son eficientes (Ibañez Martín et. al, 2017).

6.2 ¿Para qué sirve la eficiencia?

Los indicadores de eficiencia están estrechamente relacionados con el desempeño empresarial y la productividad, por lo que su medición brinda un estado de situación que permitirá planificar la estrategia de la organización (Beigel et al, 2020).

En concreto, su cálculo contribuye a:

– Evaluar el desempeño profesional, poniendo en evidencia la diligencia con la que cada empleado está llevando a cabo sus funciones, lo que

permite diseñar un plan de formación, promoción o incentivos acorde para potenciar que los trabajadores sean más eficientes.

– Ajustar los recursos y plazos, ya que se obtiene información sobre la adecuación de costos, materia prima y tiempos empleados, permitiendo reajustar estos elementos a las necesidades reales.

– Establecer objetivos empresariales de forma óptima a partir del conocimiento del verdadero funcionamiento de la compañía, marcando una hoja de ruta para el futuro con mayor exactitud.

– Mejorar la competitividad, ajustando todos los anteriores aspectos, en pos de una mejora continua que permita escalar posiciones dentro

del sector.

Pero sería un error aplicar estos criterios para medir la eficiencia de CONICET, partiendo de la base de que no es una empresa, sino un organismo gubernamental. Entonces no se puede utilizar esta misma fórmula, ya que invierte allí donde nadie lo haría porque no hay un retorno económico a corto plazo, justamente aborda investigaciones sobre temáticas regionales, que no preocupan a las empresas multinacionales porque los resultados o productos que se desarrollen a partir de estos no podrán ser mundialmente difundidos, pero si le cambian la vida a una determinada población. Ejemplo de esto es el estudio de enfermedades regionales como Dengue, Zika, Chikungunya y el mal de Chagas, de baja prevalencia y que no presentan interés para las empresas multinacionales. De hecho, gracias a la base científica cimentada por estudios previos regionales sobre dengue, cuando llegó la pandemia por COVID-19 el sistema científico estaba equipado y preparado para desarrollar kits de diagnóstico, reconvirtiendo la investigación a esta enfermedad. Es decir que gracias a la inversión del CONICET en la investigación de problemas de salud locales, en formar gente y equiparse, pudo estar en condiciones de brindar soluciones rápidas a problemas locales. Su desarrollo no es estrictamente productivo, sino que también resuelve problemas locales propios como el efecto de la guerra de Malvinas en el comercio de armas, y cotidianos como los barbijos producidos por investigadores de CONICET.

Esto sin considerar que las empresas que toman desarrollo y personal formado científicamente mejoran la calidad de sus empleos y productos, a través de profesionales que tienen una formación integral con valor agregado que no puede ser sustituida por ninguna inteligencia artificial.
Finalmente es importante destacar que la inversión estatal en CONICET es sólo del 0,3% del PBI, de las más bajas a nivel mundial (Figura 2).
Los países más desarrollados del mundo por lo menos duplican la inversión estatal en investigación básica porque las empresas no arriesgan, entonces el estado invierte 3 veces más asumiendo el riesgo y luego las empresas viabilizan los resultados.

 

7. Conclusiones

La ciencia pública, al igual que la educación y la salud pública, son pilares que nos permiten tener una calidad de vida superior a muchos países, no sólo latinoamericanos. La articulación entre el sector científico-tecnológico y distintos sectores productivos, para que mediante políticas adecuadas y estables se propicie y alimente en el tiempo un ciclo virtuoso, es fundamental para desarrollar “comunidades inteligentes”, capaces de abordar problemáticas reales locales.

La pandemia demostró que cuando la demanda y la oferta de investigación se encuentran con eficacia, la investigación y la innovación producen impactos económicos y sociales que benefician a todos los ciudadanos e instituciones. Eso implica de forma inequívoca tener una masa crítica de profesionales formados técnicamente. Sin ciencia y tecnología no hay soberanía posible.

“La ciencia no es cara, cara es la ignorancia” (Bernardo Houssay).

La autora agradece la colaboración del Dr. Ricardo Quinteros y Dra. Liz Nallim que aportaron datos del CIUNSa.

 

8. Referencias

Base de Datos de CONICET, 2022. https://cifras.conicet.gov.ar/publica/
Beigel, M. F., & Algañaraz Soria, V. H. (2020). Nuevos indicadores para reconocer las modalidades de interacción social de la universidad y coproducción de conocimientos: Propuestas y alcances del Manual de Cuyo.
Bekerman, F. (2016). El desarrollo de la investigación científica en Argentina desde 1950: entre las universidades nacionales y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Revista iberoamericana de educación superior, 7(18), 3-23
Hurtado, D. y A. Busala (2006). “De la ‘movilización industrial’ a la ‘Argentina científica’: la organización de la ciencia durante el peronismo (1946-1955)”, en Revista Da sbhc, junio, vol. 4, núm. 1, Río de Janeiro, pp. 17-33. http://www.mast.br/arquivos_sbhc/189
Ibáñez Martín, M. M., Morresi, S. S., & Delbianco, F. (2017). Una medición de la eficiencia interna en una universidad argentina usando el método de fronteras estocásticas. Revista de la educación superior, 46(183), 47-62. https://www.scimagoir.com/rankings.php?sector=Government